Desde muy pequeña hay una frase que siempre me ha generado bastante rechazo: «déjate llevar». Cada vez que la escuchaba, en mi interior se desataba esa pequeña fiera indomable que siempre he llevado, y sigo llevando dentro. ¿Déjate llevar? ¿Por qué? ¿Por quién? ¿A donde? NOoooooo!!!!! Yo no me quiero dejar llevar, yo dirijo mi vida, yo piloto mi vida, no quiero dejar los mandos de mi vida en manos de nadie, ni de nada.

 

Déjate llevar por la emoción, por la pasión, por la intuición, por el instinto, por los deseos, por el placer. NOoooo !!!! Llévalos tu a ellos, integralos en tu vida, disfrútalos, dales el espacio que se merecen, que formen parte de tu vida, pero que no la dirijan.

 

Hay un proverbio que dice «Ten cuidado con dejarte llevar por los impulsos. Porque si te dejas llevar por ellos ¿quién decide a dónde vas?

 

Cuando nos dejamos llevar no gestionamos nuestra vida, y esto, tiene consecuencias importantes en la misma. Según Mihály Csikszentmihalyi, las personas que saben controlar sus experiencias internas son capaces de determinar la calidad de sus vidas, y eso es lo más cerca que podemos estar de la felicidad.

 

Controlar las experiencias internas tiene mucho que ver con saber gestionar las emociones, las necesidades, los deseos, los impulsos y otros muchos factores que nos llevan a tomar decisiones, a actuar, o más bien reaccionar, de forma inconsciente. La clave para controlar nuestras experiencias internas, y por tanto lograr la felicidad, está como apunta el mismo Mihály Csikszentmihalyi, en poner orden en nuestra conciencia, en hacernos conscientes de y actuar desde ahí, y no llevados por las mareas del inconsciente. Porque como dijo John Whitmore, «solo soy capaz de controlar aquello de lo que soy consciente. Pero aquello de lo que no soy consciente me controla a mi»

 

Ser Coach Ejecutiva me está permitiendo ayudar a muchas personas a tomar conciencia de todas esas fuerzas internas inconscientes que les estaban llevando en su vida, que les estaban arrastrando a una deriva, impidiéndoles lograr sus metas y disfrutar de experiencias optimas. Acompañar a través del coaching, me está brindando la oportunidad de ayudar a otros a recuperar los mandos de su vida y empezar a liderarla.

 

Una de las mayores aportaciones del coaching en todo este proceso es aprender a distinguir entre impulsos y actos de voluntad. Los primeros son actos inconscientes de satisfacción de una necesidad: la persona siente una carencia, una falta de, se genera una tensión, un desequilibrio e inquietud que impulsa de una manera inconsciente a satisfacer dicha carencia o sensación de necesidad. En los impulsos no hay autorregulación, no hay acto consciente, no hay control ni gestión.

 

Un acto de voluntad, por el contrario, es un proceso elaborado y consciente de reflexión, decisión, acción, y reflexión posterior para mantener o dejar la acción emprendida. Son los actos de voluntad los que nos ayudan a lograr nuestras metas, y los impulsos los que en la mayor parte de las ocasiones nos distraen del camino para lograrlas. Esos impulsos pueden ser creencias limitantes, necesidades emocionales insatisfechas, impulsores de la personalidad, por citar algunos de los que más me suelo encontrar en procesos de coaching.

 

Con los impulsos, la energía que se genera para satisfacer la necesidad,se pierde en el mismo momento de satisfacerla. Sin embargo, en los actos de voluntad la energía crece, fluye, porque un acto de voluntad es algo que nosotros hacemos que suceda de forma deliberada, es creado por nosotros, es nuestro, es propio, y eso produce sensaciones de vitalidad y de entusiasmo que activan la energía necesaria, no solo para iniciar la acción, sino también para mantenerla a pesar de las dificultades, obstáculos, distractores e impulsos.

 

Con el coaching las personas comienzan a apropiarse de sus actos, y por tanto de su vida, a ser creadores de su realidad, propietarios conscientes y responsables de sus acciones y de sus  resultados. Y todo ello, se logra a través de la recuperación de la voluntad perdida, como diría José Antonio Marina.

 

En el coaching no motivamos, porque nadie puede motivar a otros. A mi me gusta pensar que como coach soy simplemente un despertador. Un despertador de la consciencia, de la motivación y de la voluntad. Este despertar produce una liberación muy grande en las personas, se quitan de las espaldas sus pesadas mochilas, y empienzan a caminar de forma ágil en la consecución de lo que verdaderamente quieren, de lo que es importante y significativo para ellos. Aquí comienza el camino de la Felicidad. 

 

motivacion

 

A través del coaching se favorece la creación de experiencias motivacionales óptimas, que son experiencias en las que se produce una energía positiva, vitalidad, sensación de bienestar, creatividad, y estado de flujo. ¿Cómo? os estaréis preguntando algunos. La respuesta está en el tipo de conversaciones que mantenemos en el coaching, y en los efectos que producen a nivel de tres necesidades psicológicas, que compartimos todos los seres humanos: autonomía, competencia y relaciones significativas.

 

1.- Autonomía: sensación de que tenemos opciones

 

El Coach a través de la escucha y la pregunta ayuda a su cliente a ampliar su mapa del mundo y descubrir más alternativas de acción, a crear nuevas posibilidades de intervenir en la realidad.
La presión del tiempo, los procedimientos y normas, las imposiciones sociales, nos van despojando poco a poco de la capacidad de ver opciones, y con ello de sentir que lo que hacemos depende de nosotros, de que lo hemos decidido conscientemente nosotros. Cuando sentimos que no tenemos elección, estamos mermando nuestra autonomía y nuestro poder, cediendo al «tengo que» frente al quiero. Cuando nos movemos en el terreno del «tengo que» nuestra actitud motivaciones no es optima es impuesta.

 

Sin alternativas no hay elección, y sin elección no hay autonomía.

 

2.- Competencia: sentir que somo efectivos, que superamos los retos que afrontamos.

 

El coach a través de la consideración empatíca crea una sensación de seguridad y confianza en su cliente, condición necesaria para afrontar retos. Utilizando la metodología de la indagación apreciativa eleva el nivel de autoeficacia del cliente (creer que se puede), uno de los factores esenciales para iniciar cualquier acción encaminada al logro de un objetivo. Una vez que el cliente se hace consciente de su nivel de competencia pasado, se abre a la posibilidad de ser competente en el presente y en el futuro. El cliente comienza a atreverse a emprender retos, cambios, acciones antes no exploradas.

 

Además cuenta con la red de seguridad que proporcionan las sesiones, en las que se reflexionan sobre acciones emprendidas y resultados obtenidos a través del feedback. El cliente siente que mejora y crece, cada vez asume más retos y se eleva su nivel de sensación de competencia.

 

3.-Relaciones Significativas: relaciones en las que sentimos que le importamos al otro, en las que podemos expresarnos con apertura y confianza, mostrando nuestras vulnerabilidades sin miedos ni recelos.

 

El Coaching es un ejemplo real en acción de lo que es una relación significativa, una relación cuyo único propósito es ayudar a otro desde lo que verdaderamente es y quiere, sin imposiciones, sin prejuicios, sin intereses ocultos. El mensaje que un Coach envía a lo largo de todo el proceso a su cliente es «Estoy aquí para ti». Mi experiencia como Coach me ha llevado a creer ciegamente en el poder transformador de este tipo de relaciones. Con mi actitud como Coach siento que ayudo a las personas a creer en las personas, a creer que merece la pena dar una nueva oportunidad a una relación, a una persona, entablando con ella conversaciones como las que tenemos en coaching. Cuando un cliente se siente ayudado en esta forma, nace en él el deseo de crear relaciones significativas para ayudar a otros.

 

Sin tener satisfechas de forma equilibrada estas tres necesidades no generamos la energía necesaria para emprender cambios en nuestra vida, para invertir el esfuerzo necesario en el logro de nuestras metas, para resistir el campo de fuerzas distractoras a las que estamos sometidos día a día y que comprometen el logro de nuestros objetivos, para poner en orden nuestra conciencia y controlar nuestras experiencias internas. El Coaching son conversaciones que producen resultados, porque nos ayudan a crear y gestionar la energía necesaria para lograrlos. Cada sesión de coaching es una experiencia motivacional óptima.

 

La grandeza del Coaching no reside  solo en la capacidad de crear este tipo de experiencias motivacionales. El Coaching funciona no sólo porque favorece su creación, sino porque es un proceso de aprendizaje de cómo crearlas en cualquier momento, y ante cualquier situación o tarea que tengamos que enfrentar. La motivación es una habilidad que se aprende a desarrollar, y el coaching contribuye a su desarrollo.

 

El Coaching me ha hecho mucho más consciente de mi rechazo al «déjate llevar», si me dejo llevar estaría perdiendo mi tesoro más preciado: mi autonomía, mi sentido de competencia y mi capacidad para crear yo las relaciones que quiero y como quiero. Sin este tesoro, que guardo y cuido con mucha dedicación y esmero, difícilmente podría ayudar a otros a crear experiencias motivacionales óptimas

 

¿Quieres vivir una de esas experiencias? ¿Quieres aprender a crearlas? AlquimiaCoach es tu espacio de aprendizaje. Te espero.