A estas alturas de la película, a nadie le sorprende ya que se hable de fomentar la felicidad en el trabajo como estrategia para obtener una mayor productividad. Si bien, también hay voces que discrepan de la relación entre felicidad y productividad.

La felicidad es un bien común

Quizás la cuestión no debería centrarse en el binomio felicidad/productividad, en ver la felicidad como un producto que hay que comprar, vender, publicitar o consumir, porque es lo que se lleva, lo que nos piden, o lo que mejor funciona.

No creo que exista alguien que no quiera ser feliz, que no quiera sentirse bien, que no busque el bienestar. El error está en concebir felicidad como algo individual, como una necesidad propia a satisfacer, como un factor en el que invertir para que la empresa gane más dinero. La felicidad es un bien común, debemos tratar de ser felices haciendo felices a los demás, armonizando felicidades. No es tarea fácil, pero desde luego no es imposible, para eso nos dotaron de inteligencia.

Esto implica un cambio de enfoque, y dejar atrás la idea de invertir en felicidad para conseguir productividad. Tenemos que contemplar la inversión en felicidad como una forma de conseguir más felicidad y bienestar para todos. Como una forma para crear ambientes y entornos donde las personas disfruten de su trabajo y de su vida, donde sientan que sus aportaciones son significativas y donde puedan tener relaciones satisfactorias. De esta forma lograremos contagiar la felicidad, y que se expanda a las relaciones con los clientes, los proveedores, la competencia, la comunidad, la familia y la sociedad.

Si las personas son felices en todos las dimensiones de su vida (personal, profesional, social) contribuirán cada una de ellas a una mayor felicidad y bienestar de la sociedad en su conjunto.

Como ya he expresado en anteriores post en este blog, para mi la empresa es un agente de transformación social, trabaja para su comunidad creando comunidad.  Bajo esta visión, una empresa de personas que son felices creara una comunidad de personas felices a su alrededor, que transmitirán esa forma de estar, ser y hacer a todo su entorno.

¿Que nos hace felices? 

Por ello, la primera acción estratégica que debe emprender una organización que quiera convertirse en una Happy Company es preguntar a su gente ¿Que os hace felices? Para ello hay una herramienta muy sencilla de aplicar que es el Happy Post Project. Puedes puedes leer más aquí y conocer como la utilizo en las empresas y el trabajo en equipo.

Esta herramienta inicia el movimiento de un flujo de energías positivas en la empresa, que son el abono necesario para hacer surgir actitudes de apertura y confianza, y sentimientos de ciudadanía organizativa. Todo ello contribuye a despertar la creatividad, las ganas de explorar, de jugar, de experimentar y de compartir. Desde ahí, una empresa que tiene estrategia y hace bien los deberes puede llegar fácilmente a innovar.

Creatividad e innovación son los dos pilares de la diferenciación de una empresa. Porque la creatividad y la innovación no sólo se plasma en lo que la empresa hace o produce, sino en cómo lo hace, cómo lo ofrece, en cómo trata a sus clientes, y en cómo gestiona las relaciones con sus grupos de interés.

¿Adivinas por que  una empresa de gente feliz puede contribuir a lograr todo esto?  ¿Te imaginas como será percibida esa empresa por su entorno? ¿Cómo se sienten sus clientes y sus empleados? Sin duda son empresas diferentes y por eso son elegidas para trabajar, para comprar, y para venderles.

Y sí, el camino para convertirse en una Happy Company empieza con una pregunta ¿Que te hace feliz?, porque son las preguntas las que provocan el movimiento y el cambio. Porque para conocer lo que quieren los demás hay que preguntar, y con ello ya estamos demostrando un interés por el otro que propicia su confianza y apertura. Porque no debemos caer en el error de creer, que lo que nos hace felices a nosotros, les hace felices a otros, o que lo que está de moda, según eso que llaman «opinión pública», es la guía de la felicidad para todos.

Las fuentes de la felicidad son muchas, y aunque guarden puntos en común, cambian según los momentos vitales, las edades, los entornos culturales, y los perfiles personales. En la actualidad, en una organización conviven generaciones muy diversas (millennials, babyboomers, generación X, y otras que están por llegar), y cada una de ellas quiere y valora cosas distintas para ser felices.

Una Happy Company tiene una estrategia para la felicidad

Una Happy Company tiene una estrategia para la felicidad

Una estrategia para la Felicidad

Después de la pregunta vendrán las respuestas, y tras éstas, la empresa tiene que pasar a la acción, e implementar alguna de esas ideas para trasladar a su gente que le importa lo que les hace felices, y que quiere contribuir a ello. Pero ya sabemos que la Felicidad es un hábito, por lo que no podemos quedarnos en acciones aisladas o puntuales. Una Happy Company tiene una estrategia para la felicidad. Esa estrategia debe tener en cuenta los principios que según  Shawn Achor, profesor de Harvard, tienen efectos positivos en el éxito personal y laboral, y por tanto en el éxito organizacional:

1.- Soñar y creer en nosotros mismos. Por tanto, implementa acciones que despierten la imaginación de tu gente y que refuercen su autoeficacia.

2.- Centrarnos en lo positivo. Práctica en tu empresa la gestión y comunicación apreciativa. 

3.- Invertir tiempo en los demás. Crea en tu organización un sentimiento de comunidad a través de prácticas como el Mentoring.

4.- Aprovechar los reveses para crecer personal y profesionalmente. Preocúpate por crear espacios para desarrollar la resiliencia de tu organización.

5.- Crear hábitos positivos. Diseña la dieta de la felicidad para tu organización.

6.- Concentrarnos en objetivos abarcables para ir asumiendo poco a poco retos cada vez más grandes. Enseña a tu gente a gestionar bien su energía practicado un optimismo realista y una pasión armónica.

La felicidad no es sólo una cuestión personal. Es cierto que la capacidad de ser felices y de materializarlo en la práctica se encuentra en cada persona, y es su responsabilidad. Ahora bien, el entorno favorece, potencia y multiplica esa capacidad, a través de las oportunidades, las relaciones y las alianzas, los climas organizacionales, y los flujos de energías. Como sociedad todos somos responsables de contribuir a crear entornos felices.

Hacia una dirección positiva de la vida personal y organizacional 

Todos debemos convertirnos en directores positivos de nuestras vidas, y de la vida de nuestra organización. Una dirección positiva implica tener presente día a día, en cada acción que realizamos, el método PERMA que desarrollo Martín Seligman:

Positive emotions= usar palabras y llevar a cabo acciones cargadas de emociones positivas (sonrisas, humor, gracias)

Engagement = Comprometernos con energía en todo lo que hacemos, buscando la parte positiva de toda tarea, su contribución a otros y al conjunto

Relaciones= ser impecables en nuestras relaciones, manejarlas de forma constructiva para convertirlas en alianzas.

Meaning = Conectar lo que hacemos con el significado que tiene para nosotros y para los demás. Crear sentido a nuestro alrededor.  

Accomplishment = Tener siempre presentes nuestros logros pasados cuando nos enfrentemos a nuevos retos, para emprenderlos con seguridad y confianza.

La Felicidad es en definitiva una cuestión de actitud ante la vida. Una práctica habitual de encarar lo que nos toca vivir con una actitud positiva, confiando en nuestra capacidad para lograr transformarlo, de forma que nos despierte emociones positivas, le encontremos un significado, lo veamos como un logro, y sepamos disfrutarlo y compartirlo con los demás.

El trabajo es una oportunidad para desarrollar esa actitud y para contribuir a la felicidad propia y ajena, porque nos permite desarrollar nuestro potencial, aportar nuestro talento, crear y contribuir a mejorar las cosas. Porque nos puede permitir la satisfacción armónica de los tres deseos esenciales del hombre, que según Jose Antonio Marina, suponen alcanzar la felicidad: disfrutar con lo que hacemos, tener relaciones estimulantes y satisfactorias, y sentir que somos significantes, útiles y que progresamos.

Por eso las empresas son una pieza fundamental para el logro de la felicidad personal y del bienestar social. Por eso las empresas deben convertirse no solo en Happy Companies, sino también en Happiness Ambassadors, en embajadoras sociales de la felicidad a través de una estrategia para la felicidad y la práctica de una dirección positiva.

Si quieres convertir tu organización en una Compañía Feliz y en una Embajadora de la Felicidad, en AlquimiaCoach te acompañamos en el proceso de transformación. Te esperamos.