«El objetivo de la intuición es conducirnos a una coherencia entre el ser y el hacer» Vanessa Mielczareck

A finales de Julio tuve el placer de participar en una tertulia de Coaching en la que presente mi libro «El Arte de Preguntar en el Mentoring» , y pude compartir con los asistentes mi pasión por el Mentoring.

Una de las participantes compro el libro y se lo dediqué al finalizar la tertulia. Cuando llegue a casa por la noche me encontré un mail suyo que me decía: «No sé qué me desconcierta más, tu dedicatoria que explica claramente el brillo de tus ojos y esa sonrisa pícara mientras la escribías, o el hecho de pensar en la transparencia y claridad de mis gestos, expresiones y silencios.  Como la posibilidad de que tuvieras una bola de cristal de edición bolsillo en tu cesto es remota, que no imposible, me decanto por la idea de que esta tarde he conocido a una extraordinaria persona con una extraordinaria intuición que me ha leído la mente»

Efectivamente no llevaba una bola de cristal en el bolso, pero siempre llevo activa mi intuición. Y fue esa sensata locura, la que me hizo ver en el brillo de sus ojos como el Mentoring la había enganchado, y eso fue lo que le escribí en su dedicatoria. No es adivinación, es intuición.

Esto mismo me ha ocurrido muchas veces, sin saber como ni por que veo claro algo, con una convicción muy intensa. Por dónde me puede venir un problema, que alguien no es de fiar, que puedo confiar en alguien sin apenas conocerlo, el potencial de una persona, lo que es una oportunidad y lo que no, la alternativa a elegir en una decisión…

Muchas veces esta claridad, aparece súbitamente en el momento más insospechado, pero siempre a tiempo, y siempre certera. Otras siento que me persigue por todas partes, apareciéndose de una y mil formas distintas, susurrandome cual es el camino.

Me resulta difícil explicar muchas de las cosas que se, que anticipo o preveo, no tengo razones, no tengo datos objetivos. Sólo es una sensación, que a veces parece una locura. Sin embargo, con el tiempo descubres que esas sensaciones que no tienen explicación no son desacertadas, son sabias porque te permiten estar en el camino que quieres, porque te hacen avanzar hacia tu meta con paso firme y seguro. Daniel Goleman define la intuición como «esa sensación interior de lo que es adecuado y lo que no”.

Aunque en el momento en que estas intuiciones aparecen en escena puedan generar rechazo o incomprensión en los demás, están ahí y tu no dejas de experimentarlas. Y con el tiempo, que como dicen lo pone todo en su lugar, vas apreciando que es una facultad que tienes y que tienes que saber aprovechar y manejar, porque resulta útil en muchos casos y porque te evita muchos disgustos, muchas decepciones, y lo que es mejor todavía porque puede evitárselos a los demás.

Superada la crisis de locura, te dejas guiar por la intuición cuando ella irrumpe sin avisar en cada situación. A mi me ha servido para seleccionar personal dentro de mi empresa, para encontrar colaboradores muy afines y competentes, para detectar cuando un cliente me va a dar problemas, para saber cuando algo no marcha bien, para decidir cuando involucrarme en un proyecto y cuando no, para huir de personas que te roban la energía. Y sobre todo para liderar mis proyectos y mi vida.

Como mentora y coach siempre digo que soy poco ortodoxa, porque no sigo, ni tengo ningún método. Mi único método es el intuitivo. No paro de aprender, de formarme, de investigar y de practicar, la intuición se nutre de experiencias diversas. Tengo cuatro principios claros de trabajo, y a partir de aquí yo me guió en las sesiones por mi intuición. Para saber cuándo preguntar y cuándo no, para saber qué pregunta hacer, para saber cuándo no seguir por un camino, y cuándo adentrarme en otro, para vislumbrar cuando hay incoherencia en lo que el cliente me dice, para detectar donde están los talentos, las pasiones, las motivaciones.

A veces falla, como todo el la vida, aunque intentemos hacer las cosas lo mejor posible a veces o muchas nos equivocamos, y no por eso dejamos de seguir intentando hacerlas bien. Si tu intuición te ha funcionado muchas veces, incluso más de las que te ha fallado, no dejes de confiar en ella, sigue dándole una oportunidad, averigua que diferencia las veces que te ha fallado de las que te ha funcionado,  y mejora tu capacidad intuitiva.

«Para cumplir nuestros sueños debemos aprender el lenguaje del mundo, es decir, las señales que nos van guiando por el camino de la Vida» Paulo Coelho, El Alquimista.

Las señales de la intuición te guían en la vida

Las señales de la intuición te guían en la vida

Ese lenguaje nos los proporciona la intuición que todos tenemos, porque nace con nosotros, y es la que ya nos guía en los primeros pasos que damos en nuestro existir. Cuando crecemos dejamos de escucharla, la apartamos, la acallamos, la ocultamos y desechamos, por no comprenderla o no ser comprendida. Pero ella sigue ahí, en lo más profundo de nosotros, no nos abandona, aunque nosotros la hayamos olvidado o abandonado, porque es una amiga fiel, una buena amiga, de las que siempre está ahí cuando necesitamos un buen consejo, una ayuda, para recordamos quienes somos realmente y para que hemos venido a este mundo.

Y ese lenguaje ha existido desde siempre. Desde antiguo, la filosofía y después la psicología, han venido admitiendo dos formas de conocimiento y pensamiento: la intuitiva y la analítica. No son opuestos sino complementarios. La intuición no es  un sexto sentido, sino el uso constante y conectado de los 5 sentidos. No en vano la intuición se alimenta de las percepciones que se adquieren por los sentidos, y se almacena en nuestra mente inconsciente.

Es un conocimiento conectado, enlaza la mente inconsciente con la mente consciente, el lado derecho e izquierdo del cerebro, la razón y la emoción. No sustituye, sino que complementa o amplia las capacidades cognitivas y emocionales. La conexión es una pieza fundamental en el conocimiento intuitivo, y se favorece con el autoconocimiento, la apertura hacia el entorno, y la reflexión sobre las experiencias vividas. Cuanto mejor nos conocemos, y más conscientes somos de nuestra experiencia interna y externa, mejor identificamos e interpretamos los mensajes intuitivos, y mejor sabemos diferenciar lo que es intuición de lo que son impulsos, necesidades, deseos, prejuicios, creencias limitantes.

La intuición surge, al igual que la inspiración, cuando nos sentimos cómodos y en paz con nosotros mismos. Es en el silencio cuando mejor podemos escucharnos, ver en nuestro interior. El ruido en el que vivimos dentro de nosotros (diálogo interior, ego, miedos, perfeccionismo, orgullo, frustraciones, fantasías, estrés, bloqueos de energía, confusión, prejuicios), anula los procesos que facilitan la intuición.

Si quieres recuperar el lenguaje de la intuición, estáte atento a mi blog, a lo largo de las próximas semanas iré publicando algunos consejos para que desarrolles tu intuición.