“Si tu me dices ven, lo dejo todo” es un aforismo con mucha carga emocional, pero quizás poco sentido existencial.
Creo sinceramente que hoy en día todos estamos inmersos en un juego de seguidores y seguidos, unas veces estamos en un lado y otras veces en otro. Es posible que, incluso en muchos casos, seamos ambas cosas a la vez con un mismo grupo y en un mismo proyecto. Quizás, este permanente cambio de rol nos haga más difícil tomar decisiones y nos lleve a dejarnos arrastrar sin darnos cuenta por tendencias, modas, discursos grandilocuentes, influencers, miedos y amenazas, que a veces son reales pero otras no, y cuando son reales son gestionables.
Tan nefasto es liderar sin saber para qué y hacia donde, como seguir a alguien sin saber para qué, por qué y a donde nos llevará. Mucho se escribe sobre la importancia del liderazgo, las características de los líderes, los estilos de liderazgo, y muy poco sobre los seguidores del líder. Unos sin otros no existen y, es posible, que llevemos demasiado tiempo poniendo toda la atención en la importancia del liderazgo, en contar con buenos líderes, en formar buenos líderes. Cada vez siento más necesario formar y contar con buenos seguidores: conscientes, responsables, congruentes, valientes, comprometidos, ecuánimes, equilibrados….
Tengo la sensación de que ser seguidor, en algunos ámbitos, tiene una connotación negativa, se asocia a una actitud pasiva, a estar en segundo plano. Me preocupa esa casi obsesión de que todo el mundo sea un líder. Líder de tu vida, por supuesto, y en este punto, se puede serlo tanto siguiendo a otro como logrando que te sigan, e incluso siendo ”parte de” con otros. Siento que todo ello está contribuyendo a fomentar una masa de líderes sin visión ni misión, que perdidos y desorientados en la vorágine del día a día se acaban convirtiendo, sin querer y sin saber, en seguidores de múltiples visiones y misiones, muchas de ellas incompatibles entre sí y desalineadas con la persona. Y lo que es peor, cayendo en manos del último iluminado que más alza la voz, más ruido genera y más usa la última palabra de moda.
Mis palabras de hoy van dirigidas a unos y a otros, a quienes siguen, a quienes son seguidos y a quienes se unen para promover, crear, construir o hacer algo juntos. Y cuando hablo de seguir, incluyo en ello algo tan aparentemente trivial como compartir una publicación, apoyar una iniciativa en RRSS, dar promoción y publicidad a otros, pero que contribuye a engrandecer causas que a lo mejor no lo son tanto o no son tan beneficiosas para el bien común. Estas palabras brotan más de la experiencia personal y la reflexión, que del conocimiento o la teoría. Son una visión muy “by my way” de como estar en el mundo, de cómo decidir con quien estás, qué haces y a qué contribuyes. Seguramente unos las compartirán y otros no, a algunos les servirán y ayudarán y a otros no. En este punto siempre viene a mi memoria uno de las frases de mi abuela paterna, que me resuena con mucha frecuencia: “gente con gente”.
Entrando ya en arena, si vas a seguir a alguien, si vas a emprender una acción, si vas a liderar o te vas a involucrar en un proyecto con otros, si vas a establecer una alianza o relación, plantéate estas 5 preguntas y reflexiones para tener muy claro ¿a que estás jugando y a qué juego estas contribuyendo? ¿con quién estas jugando y en qué clase de jugador te convierte? y lo más importante ¿es eso lo qué quieres y lo que te hace sentir bien?
1. – Causa a la que estas contribuyendo: Esa iniciativa en linkedin que has compartido animando a otros a seguirla, esa persona cuyos videos o frases compartes y recomiendas, esa lucrativa colaboración en un proyecto que has aceptado ¿Cuál es la causa que promueve? ¿A quién beneficia realmente esa causa? ¿En qué principios y valores se sustenta? ¿La has analizado en profundidad y con espíritu crítico? ¿Qué tiene que ver esa causa con tu propósito, con tu misión? ¿Es una causa que compite con otras o que agrega valor a otras?
2.- Modelo que estas replicando: La persona que lidera o promueve la iniciativa, el proyecto en el que participas, trabajas o recomiendas ¿Cómo ejemplifica con sus comportamientos la causa que dice promover? ¿como se reflejan en los comportamientos los valores y principios en los que se sustenta la causa? ¿cómo estas replicando tú sus acciones y en quién te convierte? ¿Qué indicadores hay en su vida que demuestran que es fiel a su causa y la cumple?
3.- Crecimiento que estás experimentando: Ser parte de esa causa, interactuar, colaborar con las personas que la promueven, comparten o lideran ¿te inspira a hacer cosas más grande? ¿te permite desarrollar todo tu potencial y aportar tu talento para hacer más grande la causa? ¿te está haciendo crecer y mejorar como persona? ¿Se está traduciendo todo eso en una mayor aportación de valor para otros y para tu entorno?
4.- Renovación de votos: ¿La forma de hacer realidad la causa se adapta a las necesidades de sus destinatarios y beneficiarios o permanece anclada en formas del pasado, que ya no ayudan a contribuir a ellos? ¿Se han acomodado quienes lideran la causa en los logros obtenidos y están más preocupados por no perderlos que por perder el propósito que sostiene su misión? ¿Con el paso del tiempo ves renovados los votos de compromiso con la causa a través de las decisiones que se toman o las acciones que se emprenden? ¿Sigue teniendo sentido lo que defienden, lo que hacen, lo que aportan?
5.- Excelencia: ¿Qué están dispuestos a sacrificar o que sacrifican los líderes de la causa en favor de ésta y perjuicio de ellos? ¿Cómo se anteponen los intereses de la causa a los intereses personales? ¿Lo que hacen en nombre de la causa está al servicio de ésta, de quienes creen en ella y la hace realidad o de otros intereses? ¿son más importantes los medios o los fines? ¿son los medios utilizados congruentes con los fines de la causa? ¿el dinero, la popularidad, el poder, el reconocimiento se están convirtiendo en el fin en lugar de ser un medio para la causa? ¿se están utilizando atajos para lograr fines que comprometen el propósito? ¿la competitividad, el superar a otros, la avidez, el crecimiento acelerado está ocupando el centro y desplazando al propósito? ¿se está cayendo en el exceso de confianza, la condescendencia, la recreación en el éxito? ¿se está perdiendo la identidad de la causa y la forma de llevarla a cabo por imitar o competir de forma constante con otros?
Desde hace tiempo promuevo un nuevo modelo de educación, de desarrollo del talento, de aprendizaje, de relaciones y de trabajo en las organizaciones, a través de la metodología Integral Generative Mentoring y de la formación de mentores en dicha metodología. A muchos les puede sorprender que el objetivo no sea formar líderes sino seguidores: conscientes, responsables, congruentes, valientes, comprometidos, ecuánimes, equilibrados….; pero no quiero que me sigan a mi, nunca lo he pretendido, ni deseado, quiero que sigan un causa: dar a cualquier persona, que lo desee, la oportunidad de desarrollar todo su potencial y aportarlo al mundo para desarrollarse plenamente y ser feliz con ello. Seguidores así tienen poco de pasivos 0 de actores secundarios, realmente se convierten en actores principales al hacer suya la causa, aportando además sus singularidades personales a la hora de ejemplificarla y su talento para hacerla crecer.
No voy a negar que es mi causa, aunque seguramente otros muchos la tienen parecida, pero no pretendo convencer a nadie de que es la mejor, la única o nada que se le parezca, sino simplemente compartirla y quien se quiera unir a ella, quien la quiera hacer suya que lo haga, los que no seguramente encontraran otras muchas a las que seguir. Realmente, lo que quiero es que esta causa, que yo he hecho mía, sea la causa de muchos, no porque la sienta mía sino porque realmente creo que puede contribuir a mejorar muchas cosas para las personas y la sociedad. De vez en cuando yo me uno a las causas de otros, aunque confieso que cuando siento que la causa está al servicio de su creador y no el creador al servicio de la causa, mi vehemencia para dejar de seguirla es la misma que para comenzar a hacerlo.
Creo que esté artículo se podría resumir en cualquier decisión que tomes, cualquier acción que emprendas, cualquier relación que establezcas, cualquier proyecto en el que te involucres, cualquier persona a la que decidas seguir que sea “con conocimiento de causa”. Esta es la garantía de que todo lo que hagas en tu vida merezca la pena y realmente contribuya a mejorar las cosas para todos.
«Está en nuestras manos construir un mundo en el que la mayoría nos levantemos inspirados, nos sintamos seguros en el trabajo y volvamos a casa sintiéndonos realizados al final de la jornada.» Simon Sinek.
Quizás hoy estoy escribiendo estas palabras porque me atrevo a expresar algo que siempre ha estado dentro. Y me atrevo porque últimamente se agolpan llamando a mi puerta, con acciones no con palabras, muchas personas que me hacen sentir que “si se puede” y “si se quiere” encarar el mundo con “conocimiento de causa”. Y porque en menos de 1 mes he dicho “conmigo no” a varios proyectos que me podían aportar visibilidad y dinero. La razón: su causa no solo está muy alejada de la causa que defiendo, sino que además la daña, la distorsiona, la pervierte. Con estas decisiones no solo siento que estoy siendo leal a mi misma y a la causa que promuevo, sino también a todas las personas que cada día deciden apostar también por ella.
En esta línea te invito a ver la serie «Dilema» porque ejemplifica a la perfección como una «buena causa» se pervierte por pretender lograrla por el camino fácil, corto o equivocado, y como ello, no solo daña la causa sino que nos convierte en seguidores de lideres exclusivamente interesados en lograr sus propios intereses a costa de lo que sea por ganar o por incrementar sus seguidores. Algo que describe muy bien Simon Sinek en su nuevo libro «El juego infinito» bajo el título del desdibujamiento ético, y que por desgracia estoy viendo muy presente estos días en supuestas acciones solidarias con la situación provocada con el coronavirus, pero que realmente solo esconden una estrategia comercial o de posicionamiento de marca, pues nada aportan a mejorar realmente la situación y a la causa de reducir los contagios y mantener a las personas con la mente clara y la emocionalidad positiva para afrontar esta situación y las que se van a derivar en el futuro.